Doctor en Economía por el MIT, expresidente del Banco Central y asesor de organismos internacionales como el Banco Mundial, Vittorio Corbo analizó el escenario económico actual, las metas de crecimiento y los desafíos que enfrentan las empresas, en una entrevista exclusiva con el Instituto de Directores de Chile.
En su análisis, el expresidente del instituto emisor señaló que, para retomar la senda del crecimiento económico, es necesario hacer más atractivo el ambiente de inversión, fortalecer el mercado laboral, reforzar el Estado de derecho y simplificar los procesos de aprobación de proyectos. Además, sostuvo que las empresas deben diversificar sus mercados externos, poniendo especial atención, por ejemplo, en Asia.
Este año ha estado marcado por el interés en que el país vuelva a crecer, y sabemos que, para eso, es necesario impulsar la inversión. ¿Cómo observa hoy el escenario para lograr esa meta de crecimiento en torno al 4%?
Chile fue capaz de crecer bien a partir de 1990. Durante esa década, el crecimiento se acercó al 4%, y lo mismo ocurrió en la primera década de este siglo. Sin embargo, desde 2013 hasta hoy, la economía chilena ha registrado un crecimiento muy bajo, en torno al 1% per cápita. Ya llevamos una década con este ritmo, y hoy existe una gran conciencia de que debemos seguir progresando. Al mismo tiempo, tenemos las cuentas fiscales bastante estresadas.
Ha habido compromisos importantes tanto de la autoridad fiscal como del sector privado, especialmente relacionados con la Pensión Garantizada Universal, que implica una contribución significativa del Estado en la Reforma de Pensiones. Y es difícil proyectar de dónde provendrán los recursos para financiar ese gasto. ¿A través de impuestos? Porque los impuestos también tienen un impacto importante en el ingreso de las familias y reducen los recursos de las empresas por las utilidades no distribuidas que podrían reinvertirse. Por eso, es necesario empezar a pensar cómo dar nuevamente un salto en el crecimiento.
Volver a crecer en torno al 3,5% o 4% es alcanzable. De hecho, trabajamos en un documento con 17 economistas de distintas sensibilidades políticas (El Puente), donde planteamos una serie de medidas que consideramos necesarias para dar el salto al crecimiento.
¿Cuáles cree que son las medidas más urgentes para lograr crecer?
La primera medida es hacer más atractivo el ambiente de inversión para las empresas, porque para crecer se necesita capital. En segundo lugar, se requiere trabajo, es decir, capital humano. Y tercero, es fundamental que esas dos cosas —trabajo y capital— se combinen de manera eficiente.
Chile tiene la oportunidad de avanzar en varios frentes. Si miramos a países que lograron retomar el crecimiento y dar un nuevo salto en su desarrollo en condiciones similares a Chile —como Corea, Australia o Singapur—, vemos que ese proceso estuvo acompañado por un aumento de la inversión y una fuerte capacitación de la fuerza laboral.
En nuestro caso, tenemos el problema de que la tasa de crecimiento poblacional ha caído de manera importante, por lo que no hay mucho espacio para crecer solo aumentando la cantidad de trabajadores. Por eso, es clave hacer un esfuerzo en la incorporación de mujeres al mercado laboral, donde la tasa de participación es muy baja, así como de los jóvenes, que también tienen una baja participación. Hay que crear mecanismos que hagan atractivo para ellos entrar al mundo del trabajo.
En el caso de las mujeres, una medida muy importante es avanzar hacia la Sala Cuna Universal. Esto no solo facilita su acceso al empleo, sino que también contribuye a formar capital humano en sus hijos.
Por el lado del capital, uno de los principales impedimentos en Chile es que la tasa de impuestos corporativos es muy alta. Mientras que el promedio en la OCDE es de 23%, en Chile alcanza el 27%. La principal fuente de financiamiento de las empresas son sus utilidades no distribuidas, y si estas deben destinarse en gran medida al pago de impuestos, se reduce la capacidad de reinversión. Por eso, sería importante bajar esa tasa de manera compensada, de forma que no se deterioren las cuentas fiscales.
En la misma línea, es necesario reforzar el Estado de derecho, porque si las empresas tienen que dedicar una parte significativa de sus recursos y atención a protegerse de robos y criminalidad, quedan con menos capacidad para concentrarse en su actividad productiva.
Por último, debemos seguir avanzando en reducir los plazos de aprobación de proyectos, que hoy siguen siendo un obstáculo relevante para la inversión.
¿En términos concretos, cree que hay herramientas que puedan impulsar quienes lideran las empresas, como los directores o gerentes, para promover el crecimiento desde su rol?
Es fundamental tener conciencia de que, en los próximos años, enfrentaremos un escenario internacional mucho más movedizo. Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos jugó un rol clave en la organización del comercio mundial, lo que generó beneficios significativos para buena parte del planeta. Sin embargo, hoy vemos un cambio en esa postura: llegó al poder un Presidente que considera que ese modelo fue malo, aun cuando Estados Unidos ha sido el país industrial que más ha progresado en los últimos 50 años.
En ese contexto, países pequeños como Chile tienen muy poco margen para influir en las nuevas reglas del juego. Y esas reglas, que antes facilitaron el desarrollo de sectores como el salmón, la fruticultura o la minería, están cambiando. Por eso, las empresas deben ser conscientes de esta nueva realidad y prepararse.
Con las nuevas reglas del juego en Estados Unidos, las empresas chilenas tienen que explorar otros mercados. Estados Unidos no puede seguir siendo nuestro principal destino comercial. Es clave explorar alternativas, como los mercados asiáticos, que ofrecen oportunidades relevantes. Del mismo modo, las empresas deben avanzar en la diversificación de sus fuentes de abastecimiento.
En ese sentido, Chile tiene ventajas comparativas importantes frente a otros países de la región: contamos con cuentas fiscales relativamente ordenadas, lo que da mayor estabilidad. Las empresas tienen que aprovechar ese entorno para anticiparse, prepararse y actuar con visión de largo plazo.
Además de esa incertidumbre que genera el escenario mundial, también hay un componente local que viene con las elecciones presidenciales. ¿Cuánto cree que eso podría afectar el panorama económico y a las empresas?
No hay duda de que las elecciones agregan incertidumbre. Cada cuatro años vamos a enfrentar ese escenario. Tal vez el peor momento ya lo vivimos, durante el estallido social y al comienzo de esta administración, cuando circularon ideas bastante radicales. Pero eso ya pasó.
Esta administración ha sido bastante responsable desde el punto de vista macroeconómico, y el ministro de Hacienda ha hecho su trabajo. Al inicio, existían muchas aprehensiones por parte de los empresarios y la sociedad respecto a este gobierno, pero en materia macroeconómica ha actuado con cuidado.
Lo que nos queda ahora es el desafío de volver a crecer. Y eso no es responsabilidad exclusiva de este gobierno. Llevamos una década sin crecimiento, con problemas que aún no hemos enfrentado.
Lo que hay que hacer cuando hay incertidumbre es que las empresas la consideren en su toma de decisiones. No es recomendable tomar decisiones de inversión que sean muy difíciles de revertir. Tenemos que ser cuidadosos y tomar esas decisiones cuando baje un poco la incertidumbre, pero eso no significa dejar de trabajar o de desarrollar proyectos. Al contrario, es importante que, cuando el escenario se arregle, nos pille con una carpeta de proyectos lista.
Ya en diciembre vamos a tener bastante despejado el naipe. Lo que yo haría ahora es evaluar los riesgos, especialmente en el caso de los grandes proyectos de inversión.
Para terminar, considerando su rol como jurado del Premio al Directorio del Año que entregamos en el Instituto de Directores en nuestro congreso de gobierno corporativo, The Board Directors’ Summit, ¿qué tan importantes cree que son estas instancias para alinear a las empresas con objetivos comunes, en este caso, el crecimiento económico?
Creo que es muy importante, especialmente en un contexto tan cambiante, que las empresas participen de este tipo de instancias y tengan en mente discusiones que son transversales. Por ejemplo, invitar a personas externas que puedan ilustrar sobre los cambios en la legislación y sus implicancias para el directorio.
También es clave avanzar en la profesionalización de los directorios, no solo enfocándose en las utilidades de la empresa, sino incorporando una evaluación más amplia de riesgos: riesgos geopolíticos, regulatorios, el escenario macroeconómico, el comercio internacional. Son todos aspectos que los directores deben considerar, y que este tipo de conversaciones y espacios pueden abordar.